martes, 21 de octubre de 2008

Decálogo de Amor



Decálogo de Amor

Hay personas que viven de recuerdos, y por ello se les critica diciendo que es el mayor impedimento para poder crecer, un lastre para todo cuanto aún les queda por emprender, pero estas vivencias aun siendo dañinas en ocasiones, son las que mantienen vivas las esperanzas cuando es mucha felicidad la que has dejado atrás. Esperanzas de encontrar la alegría que se tuvo antaño para lanzarse de nuevo a volar, y encontrar ese amor puro, esa travesura infantil, a ese amigo cómplice que te salvaba de mil y un problemas, a esa chica que tanto nos gustaba ver pasear, ese dulce de domingo en el cine, de las maquinaciones juveniles de proyectos imposibles, de la energía al revelarte contra todo lo malo mitigando tus penas.

En mi interior, en ocasiones disfruto recreándome con ese montoncito de recuerdos que no me gustaría nunca olvidar, en ellos me siento feliz, con la seguridad que te aportan con fingida realidad.


Soy consciente de que muchas personas por desgracia, pierden estos preciados tesoros como les ocurre a los enfermos de alzheimer, a los que tanto cariño desde aquí les mando, aunque pienso es peor para otras, a las que en su tiempo no cabe ninguna añoranza porque la consideran inútil, infructuosa y paralizante. Para mi, estas lembranzas me recuerdan que mi amor, mi ser y mi presente, se fraguó en un mundo feliz, me sirvió de cimientos, para aceptar estos principios de amor que acompañan a estas letras.


Existe un ejemplo inigualable de lo que es ver pasar tu vida en un instante, con sus recuerdos de ese amor excelso, y los que conocen la película de Cinema Paradiso (la primera parte), a lo mejor, comparten conmigo que las escenas finales, son un compendio de todo cuanto añoramos del pasado, incluido ese beso infinito que nunca dimos.








martes, 7 de octubre de 2008

Muestra de amor


Cuando descubro que mi entorno se derrumba y tengo una sonrisa que me ayuda a levantar, siento
que lo que me ocurre no es tan grave como en un primer momento me parecía, seguramente a ti también te ocurre en algún momento de tu vida, este alivio es indescriptible, yo no lo atribuyo a un ser superior, sino a una fuerza mayúscula, superlativa, conductora de mis pensamientos y acciones, y hoy volví a ver esa sonrisa, era una mujer mayor, con expresión de paz, bondad, empatía y belleza que viste a una persona de manera innata, mis impulsos fueron de dar las gracias por lo que en ese momento me transmitía, podía haber dicho buenos días, pero eso fue lo que de mi salió, realmente era gratitud lo que sentí por el alivio al ver un rostro amable cuando mi cabeza explotaba de amargura y contracciones por mis propios fracasos.
Se que mañana si vuelvo a ver a esa mujer intentaré hablar con ella más detenidamente ya en mi mente hay deseos de conocerla e impregnarme de su buena esencia.
Por eso me pregunto si mucha veces la diferencia primaria entre un ser y otro radica en lo que nos salta a la vista sin necesidad de palabras ni gestos.


Por último, me gustaría que vierais en el vídeo que os recomiendo, la felicidad de alguien que sí entrega su sonrisa.

YouTube - Muestra de amor

viernes, 3 de octubre de 2008

La Bondad es un rasgo biológico del hombre


Os admiro a casi todos los que trabajáis para personas que necesitan de vuestra ayuda, que reciben en esencia lo mejor de cada uno de vosotros, ojalá pudiera filmar esos momentos en los que el alma aflora y brilla más que todo en esos momentos de autentica bondad humana.
Buscando en la red, encuentro algo sorprendente sobre este rasgo humano y es lo que escribe Guillermo Giacosa, un periodista argentino que en síntesis nos expone lo siguiente:

El sabio chino Mencio dijo en le siglo III antes de Cristo:"Todos los hombres tienen una mente que no soporta ver el sufrimiento de los otros".

Casi 2.300 años después de formulada esta sentencia, las neurociencias han venido a corroborar como cierta la sabia intuición de Mencio. Según Goleman:" Cuando vemos alguien en estado de aflicción, circuitos similares reverberan en nuestro cerebro, una suerte de resonancia empática muy sólida comienza a convertirse en el preludio de la compasión".

Frente al dolor ajeno, nuestro cerebro activa las mismas partes que se activan cuando somos nosotros quienes padecemos ese dolor. Podemos experimentar la angustia, la tristeza la ira, la alegría o el desazón de otra persona solo permitiendo que la empatía, que es el impulso natural de sentir como el otro, pueda hacer su trabajo.

Los mismos circuitos cerebrales que están activados en quien vive la emoción. Por un principio de economía propio de la naturaleza, el cerebro actúa"disparando las mismas neuronas sea quien perciba o realice una acción".

Según Jerome Kagan, destacado investigador científico de Harvard, la suma total de la bondad supera ampliamente la de la mezquindad. Sus palabras son: " Aunque los humanos heredan un prejuicio biológico que les permite sentir ira, celos, egoísmo y envidia, ser grosero, agresivo o violento, heredan un prejuicio biológico más fuerte hacia la bondad, la compasión, la cooperación, el amor y el dar alimentos en especial a los necesitados", y agrega que este sentido ético innato "es un rasgo biológico de nuestra especie".

El llamado 'darwinismo social', es decir la explotación del más débil por parte del más fuerte, que es el rasgo característico de la sociedad contemporánea, va a contramano, no solo con lo que quiso expresar DArwin, sino también con los resortes más íntimos de la naturaleza humana.

Charles Darwin destacó la empatía (aún no se usaba ese término aparece en 1989) , como un factor de supervivencia. Sin embargo "una lectura errónea de sus teorías- dice Daniel Goleman en su libro Inteligencia Social- enfatizaba que la naturaleza "tiene rojo los dientes y las garras" idea que favorecen los darwinistas sociales, quienes torcieron el pensamiento evolucionista para racionalizar la avaricia.

Ocurre que el rasgo biológico ve alterado por la pérdida de contacto con el prójimo. El dolor que despierta la solidaridad no es solo una noticia en el periódico, ni mucho menos una estadística. El dolor es, básicamente la mirada y el sentimiento del otro.